Sin muchas expectativas me puse a ver, por la noche, el documental “the mindscape of Alan Moore”. Algo tarde llego, pues es del 2003, pero el mundo del DC comics y los superhéroes nunca han despertado excesivamente mi atención, aficionado de joven más al comic francés y a fantasías borgianas tipo Mohebius. A pesar de la insistencia de mi profesor de “guión” sobre las complejidades, humanidades y oscuros sustratos psicológicos de super-villanos y super-héroes, el que fueran con los calzoncillos por fuera siempre me pareció que los desacreditaba.
Alan Moore es un tipo desaliñado y barbudo, mezcla de Rubeus Hagrid (el guardabosques de Harry Potter) y Eduard Punset, que habla en letanía en un runrún que recuerda los mantras budistas. Autor de “la cosa del pantano”, “Watchmen” o “V de Vendetta” es un icono del mundo del comic, como uno de los mejores guionistas que han existido. En realidad, yo solo había leído de él la novela gráfica “From Hell”, que trata de la historia de Jack el destripador, barajando varias hipótesis de conspiraciones palaciegas y masónicas. Una interesante aproximación a los hechos acaecidos en el Londres victoriano sin determinismos y una sugestiva puesta en escena. Con el documental “the mindscape of Alan Moore” el neófito descubre dentro del Sr. Moore una mente de imaginación asombrosa, del calibre de Neil Gaiman (autor de Sandman) o otros grandes tejedores de cuentos.
Pero la profundidad del personaje no queda en el mundo de la artesanía de la historieta, su visión de la realidad nos demuestra una inteligencia crítica, punzante y antigua. Es curioso el ver como rehúye la fama y su efímero y falso velo, como nos dice que en el siglo XV los jóvenes que querían triunfar se echaban a la mar, y ahora montan una banda de rock.
Alan Moore se autoproclama mago, entendiendo la magia como el arte de utilizar los símbolos para transformar la mente de las personas, y en consecuencia, del mundo. Una idea que me recuerda la psicomagia de Jodorowsky y es sin duda, la pertinaz explicación de todo ritual chamánico o mágico, no solo a partir del efecto placebo, sino como utilización inconsciente de mecanismos simbólicos de transformación de la mente ajena. “Ahora los artistas se dedican a la publicidad” -dice. Utilizan sus poderes para vender Coca-Cola, o en el mejor de los casos, se apuntan a tendencias vanguardistas para exponer en importantes galerías y enriquecerse, cuando el artista debería intentar zarandear la humanidad, exorcizarla de sus demonios, ser el ser más solo y más libre de la tierra.
Un documental interesante, digno de ver, que me alegró sobremanera por verificarme que fuera de esta sombría habitación desde donde escribo, hay otra gente que piensa como yo.
Ver documental “the mindscape of Alan Moore” con subtítulos en español
Genial, voy a mirarlo esta semana si encuentro un momento, gracias por la recomendación Sr. Massana, aunque no creía que eras de las personas que juzga al prójimo por los calzoncillos que lleva jeje. Alan Moore, si señor, no lo conozco demasiado pero lo que he visto/leído de él me ha entusiasmado. Me pregunto hasta qué punto lo de vender cocacola no se aplica con Moore, pero bueno, lo miraré con mente abierta 😀 Saludos y sigue dándole a la pluma (por cierto, esto me recuerda la idea de los jueves bohemios, habrá que pensar como montarlo y si hay interesados en Barcelona en participar. Supongo que un mass media como este es un buen sitio donde publicitarlo jeje).
Buena idea el promocionar “los jueves bohemios” por aquí, aunque mass media, mass media, como mucho massana media es esto. La verdad es que si no lo has visto antes Alan Moore se parece a nosotros, cuando mozos, con el pelo largo y después de una muy muy mala noche de sábado. Pero no lo juzgo negativamente, la verdad me daría más mala impresión si fuera repeinado y con traje.