¿Quién no ha soñado alguna vez en viajar al pasado? Después de ver the Time Machine o cualquiera de sus infinitas secuelas y homenajes más de uno se ha planteado la pregunta: Pero, ¿es posible?
Desafortunadamente, si la física actual no está errada, no es posible. El tiempo, a pesar que la mayoría de gente lo concibe como una línea que el tren chucu-chucu de la realidad va recorriendo, no es así. El tiempo es una propiedad de los objetos, como la velocidad. Un cierto objeto puedes empujarlo y se moverá a una determinada velocidad, que irá decreciendo por la fricción con el aire, el suelo, o lo que esté en contacto con este. Una vez el objeto se detiene, su velocidad es 0, y no puede ser negativa. Alguno dirá: puede hacer marcha atrás. Bueno, eso es simplemente movimiento positivo hacia otra dirección. Igualmente nos pasa con el frío o la oscuridad, el primero es la ausencia de calor, y existe un punto donde ya no queda ni una pizca de calor. En el segundo caso nos encontramos con el mismo hecho, que la oscuridad es la no/luz absoluta.
De tal manera, el tiempo, al ser una propiedad de la materia, no puede ser negativo, y nunca podremos viajar al pasado.
Aún así queda un rayo de esperanza para los que nos gusta fantasear. No podemos ir al pasado, pero podemos verlo. Una fotografía no deja de ser una imagen del pasado, a pesar que con este método poco podremos remontarnos en la historia. ¿Y si miramos a las estrellas, al firmamento? Entonces veremos los astros y planetas como eran hace miles o millones de años. ¿Y si alguien pusiera un espejo apuntando hacia nosotros muy, muy lejos, y mirásemos el reflejo? En ese instante veríamos como era la tierra en el pasado.
Evidentemente nadie va a poner un espejo en el cosmos, pero puede ser que ya esté ahí, solo es cuestión de encontrarlo. Con el avance de la tecnología cada vez tendremos telescopios más potentes, que alcanzarán una mayor nitidez. No es descabellado pensar que, quizás, en algunos años, podamos ver reflejado en alguna parte a los dinosaurios andando por la Pangea, o a Cleopatra besando a Marco Antonio. Es simplemente un tema de distancia y definición de imagen.
Por lo menos, a los románticos, nos queda esa esperanza, más creíble que esos taquiones que antes de irse, llegaron.