Sábado por la mañana, soleado y tranquilo. Mientras desayunamos en un bar nos sumimos en la plácida lectura de diarios y revistas acompañados de un café, cuando me encuentro una grata sorpresa: En el último número del national geographic los artistas Kennis & Kennis nos deleitan con el posible aspecto de un neanderthal, reviviendo a estos seres en una magnífica escultura. No son los primeros en hacerlo, es verdad, pero a diferencia de otras interpretaciones de rasgos grotescos que respondían en muchos casos más al ideario colectivo que a los datos, el aspecto de esta hembra de hace 40.000 años me parece casi familiar y muy elocuente.
Han utilizado los fragmentos de esqueleto que tenemos actualmente y la información que puede extraerse de los últimos estudios paleo-antropológicos, pero la novedad, es que también incorporan la genética como aliada para su reconstrucción. A través del estudio genético de pedazos de adn neanderthal se ha averiguado que ciertas poblaciones europeas tenían una mutación parecida a la que encontramos en los pelirrojos actuales. Esta característica seguramente les confiriera rasgos similares en algunos ámbitos a los pelirrojos, sin olvidar en ningún momento que se tratan de otra especie humana que evolucionó paralelamente a nosotros. Nos puede parecer raro a priori, pero debemos tener en cuenta que en biología condiciones similares en el entorno producen características similares en las especies.
La recreación escultórica realista es un arte que bebe de los efectos especiales del cine y los nuevos materiales y técnicas, consiguiendo cada vez texturas y acabados más fidedignos. Me acuerdo que de pequeño, estudiando el arte griego o egipcio, solía pensar que esas pálidas sombras de dioses y héroes quedarían mucho mejor con una nota de color, ¿por qué no las pintan, o las visten? -me preguntaba yo. Actualmente existe una corriente naturalista que intenta conseguir esculturas formalmente reales. Ron Mueck es uno de estos artistas, y a pesar que se pueda sospechar que una búsqueda excesiva de realismo hace perder simbolismo a la obra, no más lejos de la verdad, el hiperrealismo da vida a los conceptos y hace que los sintamos más intensamente. Las ideas, a mayor elementos de transmisión mayor impacto y mejor cumplen su cometido didáctico. Con esto no quiero decir que menosprecio el arte abstracto, como tampoco digo que una fotografía sea mejor que un dibujo, cada cosa tiene su función, público y herramientas, pero personalmente me encanta el hiperrealismo escultórico. Será porque me transmite sensaciones y olores conocidos, y se puede ver en él toda la belleza del ser humano, de su infinita variedad y preciosos matices. El cuerpo humano, sea viejo, joven, alto, bajo, gordo o flaco es un tesoro que aún tiene mucho que enseñarnos.
Dos primeras imágenes del post:
Fotografía Joe McNally, Reconstrucción Kennis & Kennis.
Siguientes:
Esculturas de Ron Mueck.
